Antes de la prueba y analizando los inscritos, me di cuenta de la juventud de todos ellos, o mejor, me percaté de lo mayor que soy, pues la gran mayoría estaban en torno a los 20 y 30 y tantos años, con una buena representación también de cuarentones, siendo testimonial la presencia de gente por encima de los 50. Esto ya empezó a preocuparme. Para colmo, las predicciones metereológicas no eran buenas.
Todo se confirmó el día del evento. Sólo se veía a gente joven, fina fina, al parecer curtidos en duatlones y triatlones. La prueba además era puntuable para el campeonato de Aragón. El día salió horrible, con un frío del carajo y un cierzo impenitente que te animaba a irte a casa. No obstante, como soy maño y tozudo, decidí llevar mi reto hasta el final. Coloqué mi bici en el sitio asignado y me presenté en la línea de salida. Por cierto, más que salida fue estampida, porque todo el mundo salio al sprint. Todavía estaba yo estirando y ya me habían pasado casi todos. Me di cuenta de que yo llevaba un ritmo y los demás otro. Empecé a agobiarme, lo que empeoró todavía más mi rendimiento. En las subidas iba fatal, y en las bajadas tenía el viento en contra. Combinación perfecta. Total, que finalicé el primer tramo de carrera en antepenúltima posición y además exhausto. Invertí 26 minutos y 49 segundos, a 5,21 el km, fatal. Lo peor fue escuchar al animador de la prueba por megafonía decir eso de "aquí llegan los últimos; se ve que lo están pasando mal, pero hay que animarles".
Llegó la transición. Cojo la bici y empiezo a pedalear. Enseguida me encuentro mejor. Paso al que tengo por delante, al siguiente, al siguiente... Empiezo a animarme. El cuerpo empieza a responder. me lanzo a tope y paso a un montón de ciclistas, entre hombres y mujeres (que habían salido 5 minutos antes) calculo que adelanto a no menos de 35 en los 18 km de bicicleta. Estoy superanimado. Invierto 59,30 en el tramo ciclista, a más de 18 km hora; no está mal teniendo en cuenta el ventarrón que hacía y que las cuestas más duras se abordaban con el aire en contra.
Dejo la bici y empiezo a correr de nuevo. Voy muerto y no pillo ritmo, pero me percato de que todo el mundo a mi alrededor va igual. La prueba va haciendo mella, de manera que en los 2,5 km finales únicamente me pasan 2 corredores, con lo que el ánimo se mantiene aunque el cuerpo va pidiendo a gritos la línea de meta. Tardo unos eternos 14,42 en correr los últimos 2,5 km, de manera que el tiempo de toda la prueba es de 1 hora y 41 minutos. No está mal, teniendo en cuenta que esperaba hacer 1,35 y que el cierzo era muy intenso.
En total, entre hombres y mujeres había más de 400 inscritos. Llego en el puesto 312 de hombres, de un total de 344 que finalizaron la prueba, a los que habría que añadir 10 abandonos y las 15 mujeres que también entraron detrás de mí habiendo salido 5 minutos antes. Estoy contento, pero la próxima vez prepararé mejor la carrera, que apenas la había entrenado por mis problemas con la rodilla desde hace meses. Lo mejor es que la rodilla no me ha molestado nada.
Preparado
Area de transición
El tal Molina ganó la prueba
En el tramo de bici
Con Diego (Btt Zaragoza) al final de la prueba
